Cuando las necesidades básicas tienen que ser saciadas, el hombre tiene de dos opciones: sacar a relucir el ingenio o resolver el problema de la manera más salvaje posible. Parece que esta última fue la que eligió el borrachín que a continuación presentamos, el cual, tenía que mitigar su sed, por lo que no tuvo empachó en enfrentarse a una máquina expendedora de refrescos.
Fría y calculadora, la máquina no tuvo más que dejarse llevar, para así demostrar que la tecnología puede en cualquier momento aplastar a la humanidad. Metáfora facilona a partir de esto ocurrido en Serbia… pero ahí están los hechos.
*Vía RT
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